Como ya hemos tratado en articulos anteriores, una de las tareas fundamentales para gestionar tu empresa es construir un plan de tesorería. Aunque es imposible predecir el futuro, es necesario hacer previsiones de nuestros niveles de ingresos y gastos, y planificar a corto y medio plazo el estado de nuestra tesorería. Debemos evitar siempre encontrarnos en la peor situación: sin liquidez, dependiendo de uno o más cobros, sin ningún tipo de margen para maniobrar, o incluso sin poder hacer frente a nuestros pagos.
Pero, ¿cómo conseguir todo esto? Para nosotros hay 3 pasos fundamentales: Planificación, Gestión, y Control.
1) Planificación
Todo los meses se han de hacer previsiones de nuestra tesorería a corto plazo: unos 4 ó 6 meses. Estas previsiones nos servirán para detectar si en los próximos meses puede haber algún “bache” o déficit de tesorería.
Es muy importante que se hagan estas previsiones, porque así detectaremos de forma temprana posibles problemas cuando tenemos aún tiempo de poder solucionarlos. Si actuamos a «salto de mata», con una cultura de «apagafuegos», en el momento en el que surja el problema nos encontraremos sin ningún tipo de margen ni tiempo para solucionarlo. Las pocas soluciones que podamos encontrar si actuamos de esa manera nos pasarán factura: impagos, negociar de manera muy acelerada con la banca una financiación con coste financiero mayor a lo esperado, etc.
En estas planificaciones siempre deberíamos de ponernos en escenarios realistas/conservadores. A futuro, nunca podemos saber a ciencia cierta las ventas de los futuros meses, y deberíamos al menos trazar dos o más escenarios posibles, y ver las posibles situaciones en las que nos podemos encontrar.
2) Gestión
El Director Financiero o gerente debe optimizar la liquidez trabajando el “cash managemet”. El cash management es, sencillamente, tratar de gestionar nuestros cobros a los clientes, nuestros pagos a proveedores y el plazo medio de nuestro stock en almacén.
En cuanto a nuestros cobros, debemos saber cuál es el medio de plazo de cobros de nuestros clientes, y luego debemos de tratar de adoptar decisiones para tratar de acortar ese plazo de cobro.
Sobre nuestros pagos a proveedores, obviamente trataremos de alargarlo en la medida de lo posible, siempre que no nos afecte a los precios de compra.
Respecto a nuestro plazo de almacén, es importante que primero tengamos claro cuál es nuestro stock mínimo de seguridad, y luego trataremos de que nuestro stock lo cubra, pero sin que haya en ningún momento excesos. De esta manera nuestro plazo de almacén será mínimo.
Trabajando estos tres frentes conseguirnos mejorar nuestro cash management, y nuestra liquidez lo agradecerá.Cobraremos antes, pagaremos un poco más tarde, y tendremos un stock mínimo.
3) Controlar nuestras inversiones
Al igual que trabajaremos el presupuesto de gastos e ingresos, haremos lo mismo con el presupuesto de inversiones. Aquí la Dirección Financiera deberá de tener claro cómo financiar esas inversiones: vía financiación externa, vía cash flow generado por la empresa, o una fórmula intermedia. La dirección financiera deberá de tener muy claro este tipo de políticas, ya que esto puede resentir su tesorería. Tener todo controlado ayudará a optimizar nuestra tesorería.
Lo que no debemos olvidar nunca es que para crecer y avanzar, es necesario invertir. Y también es necesario medir el resultado de estas inversiones para modelar nuestra estrategia y priorizar inversiones futuras. No podemos pretender conseguir una liquidez perfecta a costa de no realizar inversiones y que nuestra empresa no crezca. Más bien, el reto es tener una estrategia de caja que provea de margen de maniobra a la estrategia principal, que ha de ser la de crecimiento de nuestro proyecto.
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