Hay una ley en economía que dice que “todo lo que no crece decrece, nada permanece estable”.
Este mismo principio puede establecerse para nosotros mismos, nuestra actitud en el trabajo o en nuestra vida.
Debemos tener claro de modo personal cuando caemos en la “zona de confort”, es decir, cuando nos hemos acomodado. En este momento es cuando el principio anterior de economía nos golpea con fuerza, simplemente no queremos verlo (lo que no crece, decrece) y nosotros acabamos de cruzar el punto de inflexión y nos encaminamos hacia la parte descendente de la curva que empieza de una manera emocional pero nos arrastra a hechos cotidianos y afectará a nuestro carácter y por tanto a nuestro entorno laboral, amistades, o pareja.
Nuestra actitud del día a día es la que marcará la diferencia entre el éxito o fracaso de nuestros proyectos, la manera con que nos enfrentamos a un nuevo día, a un nuevo reto a un nuevo problema, a la rutina diaria, a una nueva situación para la que parece que no hay salida.
No es la formación que tengamos (que siempre ayuda) o nuestro currículum, es nuestra actitud. Esta actitud no viene regalada y hay que trabajarla y cuidarla a lo largo de nuestra vida.
Hoy estamos altamente motivados para emprender cualquier proyecto que se nos ponga por delante y mañana por la tarde, sin saber muy bien por qué, vemos que ya no nos cuadran bien la cosas e iniciamos la cuesta abajo.
Ni qué decir tiene que cuando dirigimos equipos de trabajo, no solo tenemos que cuidar nuestra propia actitud sino que tenenmos que cuidar la actitud de todo el equipo. Como el equipo caiga en la zona de confort, como se dice vulgarmente, estoy muerto como jefe o directivo. No vale después solo con ponerme a gritarles y decirles cuatro barbaridades, no conseguiré nada, ya han desconectado de mí y se dejarán llevar hasta que la cosa reviente por algún lado.
La pregunta del millón siempre es la misma: ¿Cómo hago para tener un equipo competitivo, altamente motivado y con retos continuos de trabajo?
- El establecer un plan de acción, donde se recojan todos los objetivos y metas de mi organización y departamento, altamente motivante para cada uno de los miembros que compone mi equipo a la vez que realista (esta no es una cuestión menor) me ayudará a que todo el equipo esté enchufado. Todas las personas de mi equipo deben tener claro cual es su función y qué se espera de ellos, y lo que es mas importante, que lo que se espera de ellos lo pueden conseguir, que sin duda será un gran reto para ellos pero lo pueden conseguir, y además yo les ayudaré a que lo consigan. Toda la empresa debe estar alineada y trabajar para la consecución del plan de acción propuesto.
- El establecimiento de un entorno de mejora continua dentro de la organización, que englobe y trabaje sobre las deficiencias que hayamos encontrado en las situaciones donde no haya sido posible la consecución de los objetivos propuestos por la organización. ¿Qué ha pasado?, ¿qué dificultades me he encontrado?, ¿qué carencias tengo a nivel personal o de formación?. Esto nos garantiza el desarrollo progresivo de todos los componentes de la empresa, así como el sentimiento de pertenencia a la organización.
- Las empresas que desarrollan equipos de alto rendimiento se caracterizan por establecer procesos de mejora continua para cada uno de sus miembros, por la medición de cada una de las fases de los procesos, y el seguimiento y feed-back a cada uno de los miembros del equipo.
- El medir la evolución del progreso de cada trabajador revelará si es necesario modificar los objetivos y metas establecidos, o incluso si se está trabajando en las metas equivocadas.
Ten claro que tu estancamiento laboral y personal empezará en el momento que conectes el piloto automático. Claro que tire la primera piedra a quien no le haya pasado esto alguna vez, todos somos humanos y tenemos momentos de debilidad.
Debo dedicarle su tiempo a la planificación de los objetivos, unos objetivos irreales o mal definidos nos conducirán al fracaso de la actividad que vayamos a realizar, así como a la pérdida de los recursos que hayamos invertido en la gestión de estos objetivos.
No hay nada más motivante para una persona que alcanzar las metas que se ha marcado. Esto nos produce un subidón tremendo y llegamos a casa con la adrenalina hasta los topes.
El efecto contrario se produce si trabajo como un “cabrón” y no consigo alcanzar mis metas, ya sea por irreales, por que están mal diseñadas o porque nadie me reconoce mi trabajo, haga más o menos.
Recuerda, la actitud solo depende de ti.
Este es un artículo escrito por Gregorio Acedo, Director de Metam Productivity y socio de Scentia Alliance.