Comunicado del Consejo General de Economistas sobre la situación causada por el Coronavirus

EMPRESAS

Conviene recurrir al plan de contingencia y previsión de riesgos. En caso de no disponerlo, sería necesario elaborar uno de urgencia convocando un comité de crisis en la empresa. Estimamos fundamental que todas las empresas (no solo las grandes y medianas, sino también las pymes), dispongan de un plan de contingencia, detectando riesgos y teniendo medidas previstas para responder y limitar las consecuencias.

En empresas de sectores más vulnerables a los efectos del Coronavirus (transporte, turismo…), promover la alerta de una posible insolvencia a través de un “test de solvencia”. Este test debe señalar al deudor en qué punto se encuentra con respecto a una situación de insolvencia a través una serie de elementos objetivos de cumplimiento (por ejemplo, cuotas de AEAT, TGSS, pago puntual de salarios, días de pago a proveedores, días de cobro a clientes…) y de su evolución.

CONTABILIDAD

Una de las piedras angulares sobre la que se asienta la contabilidad, es que esta sirva para que las empresas ofrezcan su imagen fiel, además de que se constituye como un apoyo prioritario en la gestión de las compañías al utilizarse en la adopción de las decisiones empresariales. Ante este nuevo escenario —caracterizado por un entorno de incertidumbre ante las posibles consecuencias del COVID-19 sobre las ventas, entre otros factores de riesgo—, con especial transcendencia en las PYMES, vemos recomendable que las empresas tengan en cuenta esta circunstancia en la información reflejada en sus cuentas anuales, en particular en sus memorias; en sus informes de información no financiera, y en sus informes de gestión.

Entendemos que el reflejo de tal información financiera y no financiera, respecto al COVID-19, no puede entenderse como una nueva carga administrativa, sino todo lo contrario; debe ser considerada como una información que pondrá de manifiesto los posibles efectos negativos y pasajeros que pueda tener el Coronavirus sobre la actividad mercantil habitual de las empresas, lo que redundará en la percepción de temporalidad de este adverso escenario.

Con una información adecuada, tanto los inversores como las instituciones financieras, las administraciones públicas, los proveedores y los propios clientes, así como cualquier persona o institución interesada en la actividad de las empresas, tendrán una visión amplia y comparada que servirá para evitar que se produzca una situación de pánico económico reduciendo sus propios efectos.

Por otra parte, en cuanto la contabilidad de gestión, entendemos que las empresas deberían adaptar tanto sus planes estratégicos, así como sus presupuestos ante este nuevo escenario. La elaboración de planes de contingencia —en los cual se abordan estas circunstancias excepcionales— no suele ser una práctica habitual en las pymes; no obstante, esto no es óbice para que las pymes adapten su gestión interna para que estos cambios tengan un fiel reflejo en los objetivos estratégicos.

A nuestro entender, no debemos ver esta situación solamente como una amenaza o riesgo, sino también como una oportunidad. Las empresas, particularmente las pymes, deben aprovechar esta desgraciada experiencia para llevar a término la elaboración de sus planes de contingencia futuros que recojan estas nuevas particularidades.

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